El metaverso (sea cual sea su definición y a veces incluso sin ella...) es uno de los temas más candentes del momento. Aparece en todo tipo de medios y canales y casi todo el mundo se siente llamado a hacer su propia declaración personal al respecto. Sin embargo, sólo unos pocos tertulianos, futurólogos o autores han podido adquirir realmente una experiencia práctica. A partir de un cierto nivel de abstracción, el metaverso es tan maravillosamente indefinido que casi cualquiera puede expresar su opinión sobre él sin que sea cuestionada a partir de hechos.
Pero es precisamente aquí donde radica el problema. El metaverso ya es mucho más concreto de lo que parece en la percepción pública. Y necesita escenarios de aplicación práctica en los ámbitos más diversos para que realmente se convierta en un concepto de éxito. Junto con mis colegas y socios externos, tuve la gran suerte de que pudiéramos elaborar precisamente estos escenarios de forma muy concreta, implementarlos en el metaverso y probarlos en nuestro trabajo diario. Esto se vio facilitado por la pandemia y la consiguiente reducción de los contactos personales.
El trabajo práctico en los distintos formatos e industrias siempre me ha dado ganas de más y ha fomentado la creatividad. Lo que quedó claro muy pronto es que el metaverso puede ser superficialmente un reflejo de la realidad, pero no tiene por qué serlo. Sigue sus propias leyes y reglas. Hay que tenerlas en cuenta si queremos que se convierta en parte integrante de nuestro trabajo diario. Esto empieza con las interfaces entre el mundo real y el virtual, sigue con las técnicas de trabajo y las herramientas utilizadas en el metaverso y termina con las especificidades de la interacción social, como la cuestión de la existencia de empatía en los mundos virtuales.
No pretendo haber encontrado una respuesta definitiva a todos estos temas, pero después de tres años de práctica diaria con muchas lecciones positivas pero también dolorosas, ha llegado el momento de compartir los conocimientos y la experiencia que he adquirido. No me dirijo específicamente a especialistas informáticos u otros expertos en el campo de la Realidad Virtual. Todo lo contrario. Este libro va dirigido a todos aquellos que intuyen el potencial del Metaverso pero aún no saben realmente cómo aplicarlo a su trabajo diario o a su negocio.
La lectura de este libro no le convertirá necesariamente en un experto en el Metaverso, pero debería ayudarle a evitar los errores iniciales y servirle de inspiración para sus propias actividades. Sólo puedo aconsejar a la gente, sea cual sea su sector de actividad, que no se limite a tratar el tema teóricamente, sino que dé los primeros pasos de forma pragmática. Este libro debería ser una motivación para hacerlo. Y para dar esos primeros pasos no se necesita un gran presupuesto de desarrollo, sino ante todo creatividad y valor para intentar algo completamente nuevo. En nuestros proyectos, trabajamos mucho con las llamadas herramientas de a bordo, y pocas de las cosas que hicimos seguían las metodologías profesionales de desarrollo de software. Algunas de las herramientas y utilidades que utilizamos también se presentarán en este libro. Por lo tanto, por favor, no tomes los procedimientos mostrados como las mejores prácticas, sino como mucho como prácticas rápidas bajo la premisa de prueba y error.
El metaverso es uno de los temas más candentes del momento. Por eso es necesario reconocer hoy dónde pueden surgir oportunidades en los negocios. De esto trata exactamente este libro.
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