La física cuántica se convierte en la clave de un metaverso realmente inmersivo

Se trata de una tesis empinada que muchos enarbolan en la actualidad, pero que tal vez tenga una relevancia completamente distinta de la supuesta.
El argumento superficial en este contexto es que la computación cuántica, debido a su enorme potencia de cálculo, supondrá un gigantesco impulso hacia el realismo y, por tanto, la inmersión.
Sin embargo, personalmente (y algunos estudios lo demuestran) soy de la opinión de que, a partir de cierto punto, un mayor acercamiento a la realidad no conlleva necesariamente una mayor inmersión.
Especialmente en las aplicaciones colaborativas, hay otro factor que desempeña un papel mucho más importante:
👉 Es la latencia
En mi post de ayer, mencioné que la inmersión tiene lugar esencialmente en la parte intuitiva de nuestro cerebro. Funciona casi en tiempo real. Nuestra mente consciente, en cambio, necesita hasta 300 milisegundos antes de desencadenar un movimiento u otra interacción.
Si ahora imaginamos todo esto en una aplicación clásica de colaboración, ya sea en el metaverso o en 2D, a estos 300 milisegundos se añaden latencias de red de 0,5 a varios segundos.
👉 Precisamente este problema puede resolverse mediante redes cuánticas:
En este caso, los estados de los fotones están "enredados". Curiosamente, este acoplamiento también persiste a grandes distancias. Si el estado de un fotón cambia, el estado del otro cambia en paralelo. Esto ocurre en tiempo real. También se denomina teletransporte cuántico.
Una red de este tipo ya se ha probado, por ejemplo, entre Shanghai y Pekín en una distancia de más de 4.000 km.
Si estas redes se construyeran a escala mundial, por ejemplo, los avatares de Múnich podrían comunicarse realmente en tiempo real con los de Sidney y Los Ángeles, y estarían muy cerca del 100% de inmersión.